sábado, 8 de enero de 2011

Encinas, Peña y el azoro panista. Carlos Puig

Historias del más acá



Aventajado. Enero de 2011. Foto: Martín Salas Hace unos meses en MILENIO Televisión conversé con Alejandro Encinas sobre el Estado de México, Peña Nieto, las alianzas y su posible candidatura.

Siempre cuidadoso, nunca dijo no, nunca dijo sí, pero recuerdo dos momentos que ahora, a partir de su anuncio de Reyes de que sí quiere competir, vale la pena recordar.

Muy al principio de aquellos quince minutos, cuando apenas le entrábamos al tema, Encinas volteó a la cámara y dijo, como refiriéndose a los priistas del Estado de México: “Ya sé que me andan investigando, que andan averiguando lo de mi residencia y si tengo trabas legales para aspirar; no pierdan tiempo”, le dijo a la cámara y a la audiencia, “que lo tengo todo arreglado”.

Encinas sabe, como se lo recordó esta semana el priista mexiquense Alfonso Navarrete Prida, que el asunto de su elegibilidad podría terminar en los tribunales. Un documento que circula entre panistas del Estado de México dice que le faltan unos meses para cumplir con las condiciones de la Constitución local. Encinas insistió el viernes en W Radio que ni le busquen.

Esa será para el virtual candidato la primera batalla en su búsqueda de gobernar el estado en el que hace muchos años desarrolló mucho trabajo político de tierra, de bases. Por aquellos días de la entrevista, Encinas comentaba que una de las cosas que le hacían dudar de pelear por la candidatura era que nunca le había gustado regresar a las cosas y los lugares donde ya había estado. En esos días el Estado de México era para Encinas una especie de regreso al pasado.

El segundo momento de aquella entrevista trajo un tema que hoy vuelve a estar en la discusión: las alianzas con el PAN. Encinas siempre ha sido claro. No quiere ir con el PAN. Le parecería, ha dicho, una incongruencia de su parte. Pero como acostumbra, Encinas siempre deja una especie de rendija para la corrección. En este caso pequeña pero posible.

¿Qué diría Encinas si, a partir de las nuevas reglas electorales del Estado de México, el PAN firmara una plataforma de campaña y gobierno idéntica a la del movimiento lopezobradorista, y su presencia en la elección fuera apenas distinguible? ¿Si el Dia y el perredismo lograran del PAN una aparición discreta en la campaña a gobernador? Muy dificil, no imposible.

Las elecciones hoy en día tienen más que ver con el candidato que con el partido, y el intento de alianza PAN-PRD en el Estado de México careció siempre de un personaje atractivo, con presencia en las encuestas que hiciera irrebatible la propuesta. Nunca lograron sus impulsores encontrar o convencer a un Gabino Cué, a un Malova.

Fue probablemente eso lo que hizo que los aliancistas Ebrard y Ortega tomaran la decisión de apropiarse de quien desde hoy construye la narrativa de la elección más importante del año.

La izquierda tiene el candidato. El PAN no. Se les adelantaron. Y no se ve quién, desde el blanquiazul, pueda competir con la figura de Encinas. Seguramente les dolerá que el jefe de Gobierno del plantón de 2006, del grito sin Fox, tan cercano al lopezobradorismo, sea quien dé la primera batalla contra Peña. Pero hoy no veo qué más puedan hacer. No veo quién, entre aquellos con los que habían hablado el año pasado, quiera competir contra Encinas o enfrentarse a Marcelo Ebrard, el destapador oficial. Si fuera dominó, los panistas se quedaron con la mula de seises ahorcada.

Y el PRI aún no tiene candidato.

Frente a Encinas, que parece siempre con un talante diferente al de los políticos tradicionales, que se expresa con un lenguaje despojado de los enredos farragosos de nuestra clase política, que ha sabido navegar sin contaminarse de la percepción negativa en su lealtad con Andrés Manuel López Obrador y recogiendo sus beneficios, la caballada priista parece flaquísima.

El gobernador Peña Nieto debe saber que en última instancia su popularidad no es transferible en automático a quien sea su candidato. El priista conoce que debe medir muy bien su participación en los comicios locales para no poner en riesgo su aspiración a la grande. Cualquier muestra de vulnerabilidad será aprovechada por otros aspirantes priistas para 2012. En el equipo de Peña Nieto llevan mucho tiempo midiendo con encuestas a los aspirantes priistas locales y comparándoles contra posibles aspirantes de la oposición. Encinas es la peor noticia que podrían recibir para iniciar el año.

¿Videgaray, Del Mazo, Eruviel? ¿Algún desconocido miembro del gabinete de Peña eclipsado siempre por el gobernador?

La selección de Encinas comienza a emparejar para la oposición, al menos la cobertura mediática, fundamental para ganar elecciones. La del Estado de México será una de cobertura nacional, Encinas tiene los contactos, la personalidad, el atractivo para los medios nacionales. Cualquiera de los que lleguen del PRI tendrá que empezar a construir imagen, decir quiénes son, qué quieren.

Los apostadores seguramente siguen poniendo su dinero en que el Estado de México seguirá siendo priista, y tienen razón. Pero los momios han cambiado.

Hay competencia en la madre de todas las batallas del año que inicia.

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