miércoles, 5 de enero de 2011

Chayotazo. Pedro Echeverría V.



La “torta de chayote” o sobres con dinero lo usa el gobierno y empresarios para corromper periodistas

1. Ayer recibí algunas fotografías en la que reporteros mexicanos de diferentes medios de información recibían refrigeradores, bicicletas, televisores, etcétera, de gobiernos del PRI acostumbrados a agasajarlos; más que coraje me dio tristeza. Sin embargo esto no es nada extraño en una entidad u otra, en secretarías de Estado, en la Presidencia de la República o en alguna gran empresa. Es una práctica que existe en México y en el mundo desde que apareció la prensa hace unos dos siglos con la que los poderosos compensan a los periodistas para que éstos publiquen lo que les indican. No debe olvidarse que el 99 por ciento de los medios de información pertenece a poderosos empresarios capitalistas que viven de publicidad y subsidios de las clases poderosas. Lo que los humildes reporteros reciben como “Chayotazo” es sólo una pequeñísima parte, casi nada, comparado con lo que reciben los empresarios del periodismo.

2. En México, como en casi todo el mundo, decir que existe libertad de prensa o de información es una bobería porque “quien paga manda” y quien paga más manda totalmente. Lo funesto es que culpemos a los pobres reporteros que para ingresar como trabajador deben obedecer fielmente la política y la ideología del periódico, radio y televisión. ¿O alguien piensa tontamente que alguno de esos medios aceptaría publicar algo que esté contra su línea político-ideológica? Claro, llegan a subordinarse tanto los reporteros que pierden las pocas ideas y la poca dignidad que tenían antes de ser contratados. Algunos se dan el lujo de decir que ellos son objetivos, que “escriben lo que ven”; pero lo que olvidan es que cada información depende del cristal con que se mire, que cada quien ve las cosas de acuerdo a una ideología, con un criterio, con las recomendaciones periodísticas de quien manda.

3. Los funcionarios y los empresarios saben que a los reporteros les pagan muy poco por su empresa y que siempre buscan complementar sus ingresos. Leí en Internet este “caso real: “Yo admiraba a los grandes editorialistas y comentaristas pero, poco después de que comencé a trabajar en Relaciones Públicas (RP) vi el otro lado de la moneda, descubrí algo horrible: muchos de los columnistas aceptan dinero para hablar de las empresas. Cuando mis compañeros me explicaban que era práctica usual entre ´la vieja escuela´ de RP dejar caer sobrecitos por aquí y por allá, no lo creía. Al caer en cuenta de la recurrencia con la que se hacia esto de las "notas pagadas", empecé a tenerles un poquito de asco a los columnistas. Leo ahora las opiniones financieras y trato de hacerme un cálculo somero de cuánto les da cada uno, además de lo que les paga el medio. Aclaro que no todos los editorialistas reciben dinero. También eso me consta”.

4. ¿Cómo acabar con esta práctica de comprar periodistas? Pues parece sencillo: que las empresas de información paguen salarios suficientes a los reporteros y si descubren que alguno de ellos recibe “chayotazo” que los corran. Que la empresa periodística tenga una conducta honesta, que no critique a unos para favorecer a otros, aunque hay que insistir en que esto es materialmente imposible en una sociedad de clases sociales. ¿En dónde obtienen dinero las empresas periodísticas para hacerse millonarias y así concentrar un enorme poder? De los millones que recibe en pagos de publicidad pública y privada, así como de los gigantescos “chayotazos”. Ningún periódico ha vivido de la venta de sus ejemplares; son los gobiernos, los empresarios, los EEUU, quienes subsidian los periódicos y regalan casas, automóviles, viajes al extranjero a los directivos y a los más afamados columnistas.

5. La realidad es que los proletarios de las empresas son los reporteros, las secretarias y los trabajadores de las máquinas, aunque también hay que sumar a los miserables distribuidores de periódicos de las esquinas. Sin embargo no podemos justificar cualquier comportamiento de los proletarios porque no debemos olvidar que también ellos son víctimas de la ideología dominante. ¿Qué podrán escribir nuestros amigos reporteros sobre aquellos gobiernos que los llevan de gira en lujosos vehículos, que les ofrecen banquetes en las campañas, que les dan regalitos para sus hijos, que cuando tienen necesidades económicas les resuelven el problema, que los ubican en buenos hoteles, les organizan salas de prensa con todos los servicios y les ofrecen algún viaje de descanso o al extranjero? ¿Qué podrán escribir en medio de los lujos de las reuniones cumbres que generalmente se realizan en centros turísticos de veraneo?

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