viernes, 3 de diciembre de 2010

Lozano, vencido por Esparza

Carlos Ramírez


E inutilizó 2012, GDF, STPS

Al final de un largo periodo de conflicto de más de un año, el ala radical del Sindicato Mexicano de Electricistas logró vencer a Javier Lozano Alarcón, secretario del Trabajo y Previsión Social. Pero lo más grave para el funcionario de origen priista fue que su derrota política podría haber venido de la estrategia de Marcelo Ebrard como operador de los electricistas de Martín Esparza.


Enredado en sus propias explicaciones y ahogado en la verborrea de sus propias contradicciones, el SME pudo haber dejado a Lozano prácticamente sin autoridad política en varios rubros:


1) Lozano perdió como precandidato presidencial panista autodesignado a pesar de su origen priista.


2) Perdió como secretario del Trabajo porque no pudo sostener una decisión estratégica y mostró su debilidad ante las presiones callejeras. Ahora se sabe que toda decisión de la autoridad laboral es reversible. Además, el funcionario hizo añicos la decisión legal de la toma de nota. En su artículo en El Universal del lunes pasado, Lozano mostró el camino para obtener la toma de nota sin cumplir con las leyes laborales.


3) Perdió como funcionario encargado de la reforma laboral del gobierno del presidente Calderón porque quemó su fuerza política al someterse a las exigencias del dirigente Martín Esparza.


4) Perdió como funcionario calderonista al embarcar a más de 14 mil trabajadores que aceptaron su liquidación ante los argumentos inflexibles de Lozano de que no se aceptarían las presiones de Esparza. Hoy Lozano deja a esos trabajadores con derechos pero subordinados al liderazgo autoritario y no ético de Esparza. Al final, Esparza es hoy un líder bendecido nada menos que por el secretario del Trabajo y Previsión Social.


5) Y perdió en su aspiración secreta de ser candidato del PAN al gobierno del DF, sobre todo porque detrás del juego estratégico del SME y de Esparza siempre estuvo la habilidad política de Marcelo Ebrard.


Como buen priista, Lozano demostró que el camino más corto entre dos puntos equidistantes es... el más largo. Los hechos hacen aparecer a Lozano como un cómplice funcional de las maniobras perversas de Martín Esparza: la toma de nota se negó por un fraude electoral, Lozano avaló el cierre de Luz y Fuerza del Centro, los trabajadores disidentes fueron inducidos a aceptar su liquidación y perdieron derecho de voto y ahora Lozano sale con la novedad de que se volverá a votar por la dirección sindical pero sin los disidentes y sí con los leales de Esparza. Así, Esparza no pudo tener mejor operador político que Lozano.


El resultado está a la vista: los trabajadores leales a la institucionalidad no pueden votar y Esparza será ratificado como líder por ser candidato único y con votantes que lo siguieron en sus protestas callejeras en las que, inclusive, pidieron el asesinato del presidente Calderón y el linchamiento de varios periodistas críticos. El país se hubiera ahorrado protestas y conflictos de tensión violenta si desde hace más de un año la Secretaría del Trabajo de Lozano le hubiera otorgado la toma de nota. El escenario de hoy es el mismo que tuvo Esparza hace un año, sólo que ahora con Lozano como su aliado y operador funcional.


La autoridad laboral quedó reducida a una oficina de solución de litigios políticos. Esparza va por su tercera oportunidad para ratificarse como líder sindical: en la primera hubo un fraude, en la segunda se votó a mano alzada y sin cumplir los requisitos legales y en su tercera oportunidad tiene como consejero político nada menos que al secretario del Trabajo. Al menos así se presenta el propio Lozano en su artículo editorial del pasado lunes en El Universal: un texto lleno de consejos a Esparza sobre cómo ganar las elecciones y un desdén a los trabajadores que creyeron en la palabra hoy traicionada de Lozano.


Lo que viene ahora es la otra exigencia de Esparza: el patrón sustituto, la CFE. Lozano vuelve a ratificar que no habrá patrón sustituto, pero un SME fortalecido por haber doblegado al secretario del Trabajo va a salir a las calles para lograr la recontratación. Lo malo para Lozano es que ya su palabra carece de fuerza política. Peor aún: las palabras de Esparza tienen más valor que la del secretario del Trabajo. Esparza, con habilidad y apoyado por Ebrard, ya le tomó la medida a Lozano. Además, en su texto Lozano deja entrever que a lo mejor sí: no niega tajantemente que habrá patrón sustituto y sólo deja entrever que es una pretensión "lejana" y no imposible. Sin embargo, la toma de nota de Esparza se veía como imposible y hoy es una realidad.


Al final, Lozano salió perdiendo. En julio pasado el entonces nuevo secretario de Gobernación logró que trabajadores electricistas levantaran una inexistente huelga de hambre a cambio de una fórmula secreta para la toma de nota a Esparza y Lozano fue enfático en señalar que no era así. Pero en política, es cierto, cae más rápido un hablador que una persona afectada de sus piernas. En el fondo, sí hubo un acuerdo secreto y Lozano lo sabía.


El saldo que queda del conflicto SME-Esparza se localiza en el fracaso de una decisión de Estado contra líderes sindicales chantajistas. Parece que a Lozano se le olvidó la amenaza de Esparza que motivó la disolución de la empresa: la huelga y el desafío al Estado. Hoy Lozano reconstruye el liderazgo de Esparza.


Eso sí, Ebrard y Esparza cortaron las alas de los sueños transexenales de Lozano.

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