miércoles, 27 de octubre de 2010

2012: se divide el calderonismoSalvador García Soto..

Serpientes y Escaleras |

El 21 de octubre, cerca de la medianoche, se tomó la decisión: Roberto Gil se inscribiría como candidato a la dirigencia nacional del PAN y desafiaría la hasta ese momento poderosa candidatura de Gustavo Madero. Junto a un grupo de consejeros importantes y, previa consulta a Los Pinos, el joven Gil decidía apuntarse, luego de varios días de cálculos y vacilaciones, y con su decisión se optaba también por ventilar públicamente las diferencias internas del calderonismo.

Porque detrás de la competencia que aceptó abrir Felipe Calderón en la disputa por el PAN, hay una división real —que aún controla y administra el Presidente— que no tiene que ver sólo con quién dirigirá el partido, sino más bien con quién será el hombre del panismo para el 2012. Ese es el verdadero trasfondo de esta medición de fuerzas que decidieron hacer los calderonistas: definir quién debe ser el candidato presidencial del partido gobernante.

De un lado están los que apoyan a Gustavo Madero, incluida la esposa del presidente, Margarita Zavala, y su familia, junto con un grupo fuerte de consejeros, calculados hasta el momento en unos 200. Para esa ala del calderonismo el candidato presidencial debe ser Ernesto Cordero, secretario de Hacienda.

Pero del otro lado, de los calderonistas que decidieron desafiar esa decisión, están los que apoyarán a Zuarth, entre los que se cuentan personajes cercanos a la casa presidencial que han salido del primer círculo por diversos motivos: Germán Martínez, Patricia Flores, Eduardo Manzanera y hasta se habla de Josefina Vázquez Mota; ese grupo estaría apostando por otro candidato presidencial que no es Cordero: el secretario de Educación Alonso Lujambio Irazabal.

En medio de los bloques de su propio grupo político, un poco más cargado en este momento hacia Madero para el PAN y Cordero para la Presidencia, estaría Calderón. Pero eso no significa que el Presidente no esté también detrás de lanzamiento de Gil Zuarth y de la posibilidad de que ese grupo de calderonistas impulse una candidatura distinta como la de Lujambio. Es decir, en su lógica y estilo, Calderón apostaría a administrar y manejar la diferencia en su grupo para saber cuál de las dos opciones es la que más le conviene.

A los dos aspirantes al PAN, Madero y Gil, y a sus respectivos prospectos presidenciales, los dejará correr libres en la búsqueda de consejeros afines en una competencia que además le sirve al panismo para reposicionarse política y mediáticamente y para levantar el alicaído ánimo interno —que quedó destrozado por las alianzas—, y llegado el momento, máximo 10 días antes de la votación interna, definirá por cuál de los dos grupos, y obviamente candidatos, inclinará la balanza.

Así que lo que se juega en la elección interna del PAN no sólo es el nombre del nuevo dirigente del partido; se define también, en buena medida, la sucesión presidencial del panismo y ver si Calderón es capaz de administrar, controlar y sacar provecho de la competencia real que se ha abierto en su grupo, para llegar, o fortalecido o dividido y debilitado al 2012.

NOTAS INDISCRETAS… Dos cosas pusieron ayer a Ebrard de muy buen humor en Madrid: la primera, que cuando daba su ponencia en el Foro sobre desarrollo al que fue invitado se apareció entre el público, muy atento, Cuauhtémoc Cárdenas. La segunda, que el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz, declarara públicamente que “Ebrard es el sucesor natural de Andrés Manuel López Obrador en el proyecto que quedó trunco en 2006’’. Dicen que Marcelo sonreía al oír aquella miel para sus oídos, claro que hay un detalle: el alcalde madrileño es del derechista PP… Los dados mandan Serpiente. Tropezón de media semana

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