domingo, 12 de septiembre de 2010

Fiesta, estrellas.. y narco

Del . Blog del narco : http://elblogdelnarco.blogspot.com/2010/06/fiesta-estrellas-y-narco.html

Hotel Hyatt de Acapulco, 1999. En la playa privada se realiza uno de los eventos sociales del año, la presentación del proyecto de un spa que iba a construirse en la carretera escénica del puerto. No faltaba nadie, hay más de 600 invitados.

"Me parece que fue en marzo de 1999... me parece que era primero el cocktail en la alberca, en donde se presentó el espectáculo de ballet acuático; al término del hotel se pasaban a la playa donde fue el espectáculo del desfile de modas de la firma del diseñador Armando Mafud y la presentación del spa, a cargo de Guillermo Ocaña.

"Al finalizar se realizó un espectáculo a cargo de la hija de Lola Beltrán. Las personas que recuerdo acudieron al evento, por invitación mía, por la de Guillermo Ocaña y de Clara, pero esos eran los menos, éstos eran Eugenio Derbez, Sara Bustani, Karla Alemán y su esposo; el diseñador Héctor Terrones, me parece que el presidente municipal Manuel Añorve, entre otras personas", declaró ante la SIEDO Lucila Guillén, dueña de una agencia de relaciones públicas.

El maestro de ceremonias de esa noche, Francisco Guillermo Ocaña Pradal, enumeró otras personalidades.

"Estaban la Baronesa de Portanova y su marido; acudió el que era Embajador de Francia, Bruno Delaye; los propietarios del hotel, los señores Saba; la señora Lolita Ayala, la juez Margarita Sotomayor; el presidente del patronato de Acasida, el señor Esteban, medios de comunicación, en total eran como 650 gentes (sic), en mi punto de vista, ha sido uno de los eventos más grandes a los que he asistido en mi vida", manifestó a la PGR.

Fue una exhibición donde los organizadores además tenían el propósito de hacer donaciones a causas como la de la Fundación Mexicana de Lucha contra el Sida y otros organismos filantrópicos.

La presentación había sido contratada por la dueña del futuro negocio de terapias acuáticas, Clara Elena Laborín Archuleta, una sonorense de dinero que según algunos invitados quería tener contacto con el medio social y "darse a conocer".

Su esposo, siempre discreto, esa noche no quiso estar en primera fila y prefirió quedarse con unos amigos al parecer de Sinaloa, en el bar del hotel, donde acostumbraba encontrarse con un General.

Se hacía llamar Alonso Rivera Muñoz y todos pensaban que era ingeniero, porque así se presentaba.

Fuera de la anfitriona, casi nadie sabía que este hombre en realidad se dedicaba a algo más lucrativo y que su verdadero nombre era Héctor Beltrán Leyva "El H", capo del Cártel de los Beltrán Leyva.


Una vieja amiga

Uno de los pocos convidados que la PGR supone que sabía quién era y a qué se dedicaba "Alonso Rivera Muñoz", era el maestro de ceremonias Francisco Guillermo Ocaña Pradal, dedicado al negocio del espectáculo desde hace c atro décadas.

Ocaña negó saberlo, pero la presunción de la SIEDO es tal, que ya son dos veces que lo lleva a prisión.

En su declaración ante el MP, el empresario relató que en 1968 se inició como actor de teatro infantil y en 1970 trabajó para las revistas de fotonovelas "Cita" y "Chicas".

A mediados de los años 80 dice que se convirtió en representante de Ricardo Montaner -con quien tendría un pleito legal- y al mismo tiempo en intermediario de contrataciones de artistas en la empresa "Organización Merlín".

Es entre 1993 y 1994 cuando se vinculó con una persona que más tarde le traería problemas.

En el certamen de Señorita Sonora, en Ciudad Obregón, conoció a Clara Elena Laborín Archuleta, esposa de Héctor Beltrán Leyva "El H", mujer a la que enseguida organizó eventos infantiles en Obregón, Hermosillo y Aguaprieta.

"Entre los más relevantes que recuerdo es que una vez fue contratada la cantante Tatiana", declaró Ocaña, quien dejó de ver a la esposa de "El H" durante unos 3 años.

Agregó que en los años 90 vendió fechas de presentaciones de Alejandra Guzmán, Juan Gabriel, Tania Libertad, Menudo, Gloria Trevi, Ricardo Arjona, Timbiriche, Kairo, Laura León y Magneto; colaboró en la radio en "Todo para la mujer" y condujo el programa televisivo "De boca en boca".

"Derivado del hecho de que aparecía en televisión muy constantemente, apareció nuevamente Clara Elena Laborín Archuleta", dice.

Ella contactó a Ocaña por 1997 para ofrecerle dirigir su empresa Rotceh, Noticias y Espectáculos y pedirle que lanzara como cantantes a cuatro de sus sobrinos, en un grupo que pensaban llamar "Tequila Cuatro".

La plataforma del lanzamiento sería una revista llamada "Jeans", también propiedad de la esposa de Beltrán, de la que sólo salieron dos números y a la que quiso cambiarle el nombre por el de "Rotceh, la revista que piensa joven". El objetivo no se logró.

En 2002, Ocaña se fue a radicar a España, donde montó la empresa de espectáculos Tops Time Production S.L. y se hizo apoderado de Tarraco, con inversiones hoteleras y ecoturísticas en Palma de Mallorca y la Riviera Maya.

Su éxito económico resultó sospechoso para las autoridades españolas.

El Ministerio del Interior ibérico afirma en un oficio del 31 de marzo de 2008 que a través de cuentas bancarias de empresas controladas por Ocaña se efectuaron ingresos de efectivo superiores a los 78 millones de euros.

La investigación final calcula que estas empresas y otras de sus cómplices, lavaron 236 millones de euros en transferencias a la desaparecida Casa de Cambio Ribadeo, del Distrito Federal.

También precisa que Ocaña pidió al abogado catalán Joan Piqué recibir a dos transportistas de dinero de los Beltrán, que necesitaban recuperar 5.5 millones de euros que les aseguraron en 2005 en el Aeropuerto del Prat, en Barcelona, como parte de la llamada "Operación Tacos".

El empresario dice que el 20 de junio de 2005 se entregó a la justicia española y lo absolvieron de inmediato; en diciembre de ese año acudió voluntariamente a la PGR y lo arraigaron, pero salió libre tres meses más tarde.

Tras quedar en libertad, la SIEDO descubrió que era aval de la esposa de Héctor Beltrán en la renta de un inmueble y que ella lo registró como referencia personal en una tarjeta de crédito Banamex, indicios por los que volvió a consignarlo.
Publicado por Historiador en 21:43

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