viernes, 3 de septiembre de 2010

Antisindicalismo en Banobras - Miguel Ángel Granados Chapa


Antisindicalismo en Banobras
Miguel Ángel Granados Chapa
Periodista |
02-09-2010 | 22:58 | Opinión

Distrito Federal– Está en curso la formación de una nueva federación de sindicatos bancarios, que agrupará a los que son la contraparte laboral de la banca de desarrollo. Desde hace décadas miembros de la federación perteneciente al Congreso del Trabajo, los trabajadores de instituciones de crédito de bancos gubernamentales han encontrado que sus intereses serán mejor servidos en una agrupación especializada y han dado los pasos necesarios para constituirla.


Se trata del Sindicato Único Nacional de Trabajadores del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, el Sindicato Único y Democrático de los Trabajadores del Banco Nacional de Comercio Exterior, del Sindicato Único Nacional de Trabajadores de Nacional Financiera, del Sindicato Nacional de Trabajadores del Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros, y del Sindicato Único de Trabajadores de Sociedad Hipotecaria Federal.


Cuatro de esas organizaciones se dirigieron el 16 de agosto pasado al secretario de Hacienda Ernesto Cordero, como cabeza del sector al que pertenecen las instituciones en que prestan sus servicios, para llamar su atención sobre el clima “de acoso y persecución por parte de la administración del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos en contra de los dirigentes sindicales del SUNTBANOBRAS”. Explican a Cordero que el hostigamiento que denuncian ha ocurrido “a raíz de haber decidido organizar una nueva federación sindical que representa los intereses de este importante sector y de haber propuesto como secretario general de dicha federación a Luis Ángel Romo Lazo”, dirigente del sindicato de Banobras.


Entre esos actos hostiles enuncian la reducción de licencias sindicales de 13 a ocho; la supresión del servicio médico, dental y administrativo a jubilados; el desahucio de un local sindical situado en Coyoacán, precedido de la supresión del servicio telefónico y de intranet en esas oficinas y, lo más grave de todo, “el intento de promover una directiva sindical alterna, conformada por tres disidentes” a los que se instaló en una oficina vecina a la del propio sindicato en el edificio de Banobras en Santa Fe.


Esos disidentes habían perdido sus puestos en el comité sindical por decisión del IX Congreso Nacional Extraordinario del sindicato de Banobras, debido a su activismo contrario a los intereses de los trabajadores. Llevado su caso ante la justicia laboral, por unanimidad el pleno del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje dio la razón al sindicato por la remoción de los representantes que desde antes y ahora con toda evidencia gozan del favor patronal.


La administración del Banco pretendió disfrazar de beneficiosa la acción contra los jubilados. Un importante número de ellos vive en el norte de la ciudad de México y en las inmediaciones de la que fue torre insignia de Banobras en Nonoalco. Por esa ubicación la Casa del Jubilado, como se conoce la instalación sindical respectiva, fue establecida en la colonia Nueva Santa María. Al suprimirla, el Banco quiso edulcorar la medida, en melifluas cartas dirigidas a los afectados: “queremos tener la oportunidad de atenderlo (a) como usted se merece y es por eso que hemos instalado un módulo especialmente para usted en el parque El batán, con estacionamiento gratuito, que como es de su conocimiento se encuentra ubicado en avenida san Jerónimo 477, colonia Tizapán San Ángel, delegación Álvaro Obregón”, es decir, al otro lado de la capital.


El tono es exactamente opuesto al empleado para disponer el desalojo de la oficina sindical en Coyoacán en donde se comunica que debido a las medidas de austeridad para el ejercicio 2010 (que comienzan a aplicarse a medio año, el 21 de junio). El subdirector de recursos materiales “se permite” comunicar al secretario general del sindicato “la determinación de Banobras de solicitarle la desocupación y entrega del inmueble referido…misma que deberá efectuarse dentro del término de quince días hábiles, contados a partir del día en que reciba la presente”.


Al mismo tiempo, sin embargo, el subdirector describe las maravillas del local sindical de que podrán disfrutar en Santa Fe, aunque por supuesto se abstiene de puntualizar que en ese lugar los dirigentes legales convivirán, pasillo de por medio, con los removidos a quienes acogió la dirección del Banco: las oficinas ofrecidas “cuentan con aire acondicionado, vigilancia, equipos de cómputo, red inalámbrica, líneas telefónicas y demás servicios…”
Debido al ficticio conflicto interno del sindicato, auspiciado del modo que queda dicho por la administración del banco, se ha generado un clima de tensión alimentado por rumores sobre el despido del secretario general y otros miembros del comité. En ese ambiente, no es extraño que un incidente sangriento que acaso forme parte del cuadro general de inseguridad en el DF sea vinculado a lo que acontece en Banobras:
El 24 de agosto fue baleado Octavio León Urrutia, de 24 años de edad, que se hallaba cerca de su domicilio en compañía de su madre. Él es hijo de Alejandro de Jesús León Pérez, secretario de trabajo y conflictos del sindicato de Banobras. No se trató de un asalto, pues ni siquiera se pretendió despojarlo de sus pertenencias.


En los setentas el sindicalismo bancario enfrentó la irracional resistencia de los concesionarios de bancos y administradores de la banca de desarrollo. Esa etapa parecía superada, en buena parte porque los sindicatos declinaron su representatividad. Ahora se arremete a los que la conservan y buscan ejercerla legalmente.

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