domingo, 22 de agosto de 2010

Una semana en el infierno

Arturo Rodríguez García
Proceso

Monterrey— En sólo cinco días, esta región vivió la toma de medio centenar de vialidades, ataques con granadas a comercios y gasolineras, un atentado contra Televisa Monterrey, aparición de ejecutados y decapitados, liquidación en tiroteos de cabecillas locales y el asesinato del alcalde de Santiago, Edelmiro Cavazos Leal.

Del 13 al 17 de agosto, los grupos delictivos que se disputan la entidad, el Cártel del Golfo y Los Zetas, dieron nuevos pasos en la realización de acciones con mayor contenido simbólico, como el bloqueo vial frente a edificios policiacos y el homicidio del presidente municipal, cuyo cuerpo fue abandonado a unos metros de la cascada Cola de Caballo –sitio emblemático de la entidad–, envuelto en una bandera del PAN, de acuerdo con una versión extraoficial.

El bloqueo efectuado el domingo 15 de agosto ocupó las vialidades que se hallan justo frente a los edificios de seguridad pública estatal y municipal de Monterrey, la alcaldía regiomontana y el Centro de Coordinación Integral, Comunicación, Control, Comando y Cómputo (C-5), sede de los servicios de inteligencia policiacos locales.

La prensa internacional destacó lo ocurrido. Entre otros, el diario español El País publicó el 17 de agosto una nota con el encabezado: El narcotráfico cerca Monterrey, la capital financiera de México, y el día 19 The Wall Street Journal tituló México bajo asedio una nota donde califica la violencia en Monterrey como “un aterrador maleficio” para sus habitantes.

Sólo entonces llegó el secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, a apuntalar, con discursos y promesas, al gobernador priista Rodrigo Medina de la Cruz, en un contexto donde hasta el dirigente panista César Nava se mostró conciliador con el mandatario, quien suele ser recibido con abucheos en sus apariciones públicas.

Mientras ellos deploraban el asesinato de Cavazos Leal, otros actores políticos y líderes empresariales pedían mayor presencia castrense e insistían en militarizar el área. Inclusive, Medina de la Cruz y Blake acordaron colocar grúas permanentes en diversos puntos de la ciudad y que cuerpos militares capaciten a los policías.

Por su parte, Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, A.C. (Cadhac), denunció que, en el círculo de violencia e impunidad que no da descanso a la zona, se cometen torturas, secuestros, ejecuciones extrajudiciales y atropellos de los cuerpos policiacos, militares y marinos.


Los cinco días de terror

En las primeras horas del sábado 14 de agosto se enfrentaron soldados y una célula de Los Zetas en la colonia Caracol, al sur de Monterrey.

Ahí murieron cuatro sujetos, entre ellos Miguel Ángel Ábrego Nava, alias “El Sonrics”, presunto jefe de plaza en la región citrícola colindante con Santiago, Nuevo León. Momentos después, se desataron los bloqueos viales en la zona metropolitana.

El domingo 15, como a las 13:45 horas, un grupo de sujetos a bordo de una camioneta llegaron a las instalaciones de Televisa Monterrey. Apenas pararon lo necesario para lanzar una granada que rodó hasta ubicarse debajo de una camioneta. Ahí explotó, causando daños en un negocio y ataques de histeria entre el personal de Televisa.

Como a las 18:00 horas, por las redes sociales se alertaba sobre la presencia de un comando del cártel del Golfo, con unas 50 camionetas, que atravesaba Cadereyta con dirección a Monterrey. Para las 18:30, un tiroteo se desató al sur de la ciudad, en La Estanzuela.

De acuerdo con una fuente policiaca, el convoy entró a la Carretera Nacional por un libramiento desde el municipio de Juárez, atravesando la sierra Cerro de La Silla; llegó a Allende, se dirigió a La Estanzuela y asesinó a tres jóvenes.

Además, aunque todavía no oscurecía, los ejecutores dispararon contra un transformador eléctrico, lo que privó de energía al sector y afectó a unas 3 mil 500 familias de la colonia Fomerrey 45.

Minutos después iniciaron los bloqueos de vialidades en toda la zona metropolitana, justo a partir de La Estanzuela, frente al C-5, que es el centro de inteligencia policiaco de Nuevo León; lo mismo que ante la Secretaría de Seguridad Pública del estado, la correspondiente municipal y la alcaldía de Monterrey…

Los bloqueos duraron más de tres horas, y aún en la media noche, cinco horas después de iniciados, algunos sectores seguían reportando vialidades obstruidas. Las televisoras y el diario El Norte informaron que hubo entre 39 y 52 bloqueos, aunque para las autoridades no pasaron de 20.

Una característica de esta toma de vialidades fue que se hizo a punta de armas largas, mientras que las anteriores habían sido ejecutadas por gente con apariencia de pandilleros que portaban palos, tubos, armas blancas o cuando mucho pistolas.

La reacción policiaca fue tardía y Santiago, ubicado en el extremo sur de la zona metropolitana, quedó aislado, solo. Fue como a la media noche cuando un comando, con uniformes y vehículos clonados de la extinta Policía Judicial Federal, llegó a la casa del presidente municipal Edelmiro Cavazos y lo raptó.

Aun después del levantón del alcalde Cavazos, la desprotección de la zona se hizo patente con una ejecución, en La Estanzuela, la tarde del lunes, en tanto que, por la noche, tres hombres fueron decapitados en Los Ramones, municipio rural ubicado rumbo a Reynosa, Tamaulipas. Los autores del hecho dejaron un mensaje: “Para que miren lo que sienten ojetez (sic)”.

Los granadazos, ya frecuentes en la región, se dirigieron el 17 de agosto a la Imprenta RCP, S.A. de C.V., en Santa Catarina, y a una gasolinera en Apodaca, aunque no detonaron.

Con reportes de múltiples balaceras a las que jamás llegaron los cuerpos de seguridad, los habitantes de la metrópoli se mantuvieron en la indefensión.


El camino de Santiago

Santiago se ha convertido en un lugar de frecuentes operaciones criminales. Su cabecera municipal, un esplendido caserío representativo de la arquitectura norestense, se ubica en un valle amurallado por la Sierra de Santiago y la Sierra Cerro de La Silla, cordilleras de la Sierra Madre Oriental.

Con vegetación abundante, a 30 kilómetros de Monterrey, Santiago es destino de miles de familias que acuden a la presa de La Boca, el tianguis Los Cavazos, los balnearios de El Cercado, la cascada Cola de Caballo, o a sus imponentes acantilados, desde los que pueden observarse enormes cabañas y fincas campestres, elegantes fraccionamientos enclavados en cañones, sólo accesibles para millonarios.

Ahí, las operaciones criminales datan de mucho tiempo atrás… y también la implicación de la clase política en ellas. En su libro El cártel de Sinaloa, Diego Enrique Osorno describe la inauguración de un restaurante propiedad del cártel de Juárez llamado “El Paraíso de El Señor de los Cielos”, al que acudían Fernando Canales Clariond y otros políticos.

Ahí, en Santiago, fue donde aparecieron los primeros decapitados de la entidad en 2005. Hace menos de un año, el secretario de Seguridad Pública y Vialidad del municipio, Francisco Javier Villarreal, fue detenido y hoy se halla confeso de haber recibido dinero del hampa.

Pese a las recurrentes ejecuciones y tiroteos que aquí se presentan, no existe la protección policiaca adecuada.

No obstante las detenciones, ejecuciones, desapariciones, heridas de bala y renuncias que se produjeron, el día que fue encontrado el cuerpo de Edelmiro Cavazos había dos uniformados para todo el municipio, que tiene una población dispersa de unos 40 mil habitantes y recibe cada semana decenas de miles de paseantes.

El cuerpo de Cavazos fue hallado en la carretera interestatal Cola de Caballo-Los Lirios, una zona boscosa que conecta a Nuevo León con Coahuila, a la altura de la famosa cascada. A diferencia de la mayoría de los asesinatos y ejecuciones, el cuerpo no estuvo francamente a la vista de cualquiera y el acordonamiento se colocó a unos 500 metros, con custodia de policías ministeriales y soldados.

Sólo pudieron entrar al área el gobernador Rodrigo Medina, el procurador Alejandro Garza y los mandos militares que coordinaron el resguardo. Según el procurador Garza, Cavazos Leal recibió tres balazos, y fuentes policiacas afirmaron que estaba maniatado, con huellas de tortura, llevaba pantalón de mezclilla y camisa blanca; como mortaja, una bandera con el logotipo del PAN.

Hasta el cierre de la presente edición, ninguna autoridad había esclarecido las causas del crimen, aunque el viernes 20 por la mañana la Procuraduría de Justicia presentó a seis presuntos implicados, aparentemente “halcones” que protegieron el ingreso y salida del comando en su operativo.

La ejecución de Edelmiro Cavazos no es en la entidad la primera de un funcionario público. El 5 de septiembre de 2006, en San Pedro Garza García fue asesinado Marcelo Garza y Garza, director de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), hermano de Alejandro, el actual procurador. Además, el 23 de noviembre de 2006 el regidor panista de Santa Catarina, Santiago Rodríguez, fue acribillado y dos regidoras resultaron heridas de bala.

El 12 de junio de 2007 fue asesinado, frente al Palacio Municipal de Monterrey, el diputado local priista Mario César Ríos Gutiérrez. El 21 de enero de 2008, Ernesto Palacios López, juez penal del estado, fue ejecutado a tiros tras haber juzgado a un grupo de sicarios del cártel de Sinaloa, al que se atribuye el asesinato de Marcelo Garza.

Además, de 2006 a la fecha han sido asesinados los jefes policiacos de Sabinas Hidalgo, San Pedro Garza García, Linares, Santa Catarina, García y Agualeguas. Sobre ninguno de esos casos las investigaciones han ofrecido resultados claros.


Los granadazos

Como ocurre con los crímenes de políticos y funcionarios públicos, Nuevo León ya tiene un largo registro de uso de granadas. El domingo fue el segundo ataque a Televisa y el tercero a medios de comunicación, pues el pasado 9 de julio se arrojó una granada a Multimedios, que no detonó.

El 6 de enero de 2009 una granada detonó causando daños en el portón y la barda de uno de los accesos a la empresa, propiedad de Eugenio Azcárraga, y cuyo manejo es independiente, desde su origen y hasta ahora, de la cadena Televisa, propiedad de su primo Emilio Azcárraga Jean.

El 25 de julio un edificio de operaciones técnicas de Televisa fue rafagueada en Torreón, y el pasado 14 de agosto las instalaciones de Televisa Matamoros recibieron también dos granadas disparadas desde un fusil de asalto.

Con granadas han sido atacadas las instalaciones policiacas de cinco municipios y, de acuerdo con un reporte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Nuevo León es una de las entidades donde los militares enfrentan más ataques con artefactos explosivos, junto con Tamaulipas.

Con granadas que no explotan han sido atacadas sucursales de Seven Eleven, gasolineras y una sucursal bancaria HSBC, de noche, en esta zona sin ley.

En cuanto a los bloqueos –que tienen un año y medio realizándose en Monterrey y que han evolucionado constantemente desde el 19 de enero de 2009, cuando un grupo de embozados bloqueó por una hora la calle Washington en protesta por la presencia militar–, los más recientes ocasionaron 22 detenidos que de inmediato fueron liberados por falta de pruebas.

Con todo, la comunidad empresarial se había mantenido al margen del fenómeno, salvo por la aparición de José Antonio Fernández Carvajal, en una marcha en memoria de los dos estudiantes del Tec de Monterrey, acribillados en marzo.

Desde octubre de 2008, cuando Ricardo González Sada, entonces presidente nacional de Coparmex, dijo que “Calderón se aventó a su guerra como El Borras”, las expresiones de la comunidad empresarial habían sido tímidas y esperanzadas.

En marzo, los potentados empresarios regiomontanos sostuvieron reuniones con altos funcionarios de la Sedena, luego de una comida en la que se mostraron despectivos con Felipe Calderón, quien asistió a una cumbre de negocios.

Los magnates repetían en corto lo que los militares les habían dicho: “la delincuencia tocó fondo”, y no fue sino hasta en estos días, con la violencia desatada, cuando exigieron mayor presencia militar a través de sus cámaras y organismos empresariales y ciudadanos.

Y no es para menos, ya que, como remate de la ola de violencia en una semana, la tarde del viernes 20 de agosto se produjo otro enfrentamiento en el exterior del Colegio Americano, uno de los más exclusivos de la entidad, entre pistoleros y guardias de la empresa FEMSA.

De inmediato, cundieron versiones de que se trató de un intento de secuestro de un miembro del clan Garza Sada, inclusive en portales, hasta que la empresa desmintió dicha especie.

Ante todo lo ocurrido, la organización civil Cadhac y su coordinadora, Consuelo Morales, señalaron que en Nuevo León el ciudadano común ya no sabe si el retén que le espera en la esquina es un operativo municipal que busca generar entradas económicas mediante corrupción, si es una estrategia federal o militar para detener a algunos y aparentar que se avanza o si se trata de un grupo armado ilegal que puede secuestrarlo a uno.

Y remataron: “La violencia sólo se puede detener acabando con la corrupción, la ilegalidad y la impunidad. De nada sirve contar con más federales o con más elementos de las fuerzas armadas, si éstos en vez de hacer cumplir la ley vienen a violarla, si en lugar de protegernos nos disparan”.

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