lunes, 30 de agosto de 2010

Sucesión en el PAN ...Miguel Ángel Granados Chapa


Distrito Federal– Está ya abierto, aunque la convocatoria formal no ha aparecido aún, el proceso de sucesión en la dirección nacional panista. Como ha ocurrido en las áreas políticas del gobierno, en el PAN priva también la inestabilidad. Quien sustituya a César Nava será el cuarto jefe nacional del panismo.

Manuel Espino era el presidente del Comité Ejecutivo Nacional cuando Felipe Calderón llegó a la cabeza de la administración federal. Pertenecen cada uno a grupos opuestos dentro del partido (diferencia que ha ido ahondándose al paso de los años), y una prioridad del Presidente fue impedir la reelección de Espino y aun desembarazarse de él antes de que concluyera su periodo. Lo consiguió e hizo elegir a uno de los michoacanos miembro selecto de su club de leales, Germán Martínez, quien no pudo permanecer mucho tiempo al frente. Lo arrastró la derrota en las elecciones legislativas del año pasado.

A su renuncia, otro michoacano favorito del Presidente, César Nava, su antiguo secretario particular, que se había retirado para ser diputado federal y lo consiguió en uno de los enclaves panistas del DF –el decimoquinto distrito– llegó a la presidencia del partido. Como sólo debía concluir el término para el que Martínez había sido elegido, en diciembre quedaría en posición de aspirar a ser reelegido. No esperó a hacerlo.

Aunque el resultado electoral de julio no fue enteramente adverso al PAN, como un año atrás, el desenlace de ese proceso fue ambiguo. Nava triunfó sobre sus adversarios internos, opuestos a su política de alianzas, con los buenos resultados de al menos tres coaliciones, cuyos candidatos ganaron sendas gubernaturas (más los que derroten al fraude en el tribunal federal). Qué tanto fue un triunfo del PAN es asunto que se discute en el interior del partido –como también ocurre en el PRD, por las mismas razones. Pero la derrota blanquiazul en Baja California es indiscutible, y está llamada a generar efectos adversos a mediano plazo. Como quiera que sea, Nava resolvió retirarse –o lo resolvieron en Los Pinos– y será menester elegir a su sucesor.

Se menciona a varios aspirantes que miden sus posibilidades antes de formalizar su candidatura o de abstenerse de hacerlo. Por lo pronto, dos precandidatos han expuesto su propósito de contender por el lugar de Nava, y acaso sean ambos los que en la disputa estatutaria busquen los votos del Consejo Nacional, órgano responsable de la elección. Uno de ellos, Gustavo E. Madero, ha tenido que renunciar a la coordinación de la fracción senatorial de su partido, lo que de paso deja fuera del proceso a quien presumiblemente participaría también en él, José González Morfín, que se calcula sustituirá a Madero en Xicoténcatl. El otro es Francisco Ramírez Acuña, a quien los tiempos cuadraron bien, ya que mañana deja de ser presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados y podrá dedicar su tiempo a buscar el liderazgo nacional de su partido.

De los dos, es el segundo quien tiene mayor experiencia política, en los tres ámbitos posibles: el partidario, el legislativo y el administrativo. Militante del PAN desde 1969 (a los 17 años de edad, pues nació el 22 de abril de 1952) era todavía estudiante de derecho en la Universidad de Guadalajara cuando ganó la primera de las dos veces en que fue diputado local (1974-77 y 1980-83). Fue también regidor en Zapopan y alcalde de Guadalajara. Miembro eminente de la corriente de Gabriel Jiménez Remus (ahora embajador en Cuba), cuando éste fue derrotado por Alberto Cárdenas que posteriormente ganó la gubernatura de Jalisco, Ramírez Acuña se contentó con un cargo menor en el primer gobierno panista, pero encabezó el segundo. Como gobernador, calderonista de la primera hora, reveló su preferencia por el entonces secretario de energía en mayo de 2004, en una fiesta organizada en honor de Calderón. El destapamiento disgustó al presidente Fox, quien orilló a su colaborador a la renuncia. A ese gesto debió Ramírez Acuña ser secretario de Gobernación.

Apenas permaneció en ese cargo un año. Acaso creyendo que ya había saldado su deuda con él, Calderón prescindió de sus servicios en enero de 2008. Distanciado del Presidente pero sin romper con él, Ramírez Acuña ganó una diputación federal y quiso ser coordinador de la bancada en san Lázaro. No lo consiguió y tuvo que contentarse con presidir la mesa directiva durante el año que concluye mañana.

Para oponérsele (y a Javier Corral si se decide a contender) el Presidente impulsará la candidatura de Madero, que sólo tiene experiencia legislativa relevante. Nacido en Chihuahua el 16 de diciembre de 1955, estudió comunicación en el ITESO de Guadalajara, trabajó para el gobierno federal priísta y en Publicidad Ferrer (que durante años llevó la cuenta de los negocios vitivinícolas de la casa Madero) y luego retornó a Chihuahua, donde ingresó al gobierno panista de Francisco Barrio.

Fue diputado federal en 2003 y al concluir su trienio fue elegido senador a la cabeza de la fórmula que venció a la del PRI, en cuyo primer término figuraba el ex gobernador Fernando Baeza, que es por eso senador de minoría. Como había ocurrido en la Cámara, se le designó presidente de la Comisión de Hacienda, pero la labor depuradora emprendida por Germán Martínez alcanzó a Santiago Creel, que coordinaba la fracción y en su lugar fue designado Madero.

En este momento del arranque aparece como la propuesta de Los Pinos, desde donde se nombró a Martínez y a Nava. El calderonismo tiene fuerza bastante por ahora para continuar así.

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