viernes, 9 de julio de 2010

Sus estériles llamados: del vacío al vacío


Daniel Lizárraga



Ante las críticas hacia su estrategia anticrimen tras el asesinato del priista tamaulipeco Rodolfo Torre, el presidente Felipe Calderón hizo sus ya habituales llamados a la unidad, pero luego abandonó la que ha sido su bandera sexenal y se dedicó a apuntalar al PAN para las elecciones del domingo 4: anunció el paulatino fin de la tenencia, la anulación de varios trámites fiscales y, lo más insólito, la creación de 513 mil empleos en el primer trimestre del año...



El asesinato del candidato por la alianza PRI-PVEM-Nueva Alianza a gobernador de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, y el fracaso de la Selección nacional en el Mundial de futbol desdibujaron la estrategia electoral trazada en Los Pinos para los comicios de este domingo 4 de julio en 14 estados. En un esfuerzo desesperado, el presidente Felipe Calderón intensificó sus intentos de apuntalar al PAN con “buenas noticias para la gente” y llamados a la “unidad de los mexicanos”.

En los cinco días posteriores al crimen, el propio mandatario y sus colaboradores intentaron retomar el rumbo antes de que naufragara por completo la estrategia diseñada desde las primeras semanas de este año, y que costó a las finanzas públicas alrededor de 140 millones 423 mil 996 pesos.

El 31 de diciembre de 2009 y el 29 de marzo pasado, en Los Pinos se firmaron 13 contratos con empresas para analizar a la opinión pública, medir la percepción de los programas oficiales y levantar encuestas sobre lo que piensan los mexicanos de su gobierno.

El Mundial de futbol en Sudáfrica y los festejos patrios por el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, junto con las elecciones estatales fueron prioridad en la agenda de Los Pinos. El contrato más costoso para medir la imagen gubernamental fue otorgado a la empresa Perspectivas de Campo e Investigación, que cobró 45 millones 333 mil 41 pesos, y el menos caro fue, en materia de asesoría política, para Defoe Experts on Social Reporting, por 5 millones 609 mil 943 pesos.

El resto de las compañías involucradas en esta estrategia de posicionamiento fueron Mercai, Politáctica, Servicio Inter.Net México, Lunaye Multimedios, Asesoría Estratégica, Guerra Castellanos y Asociados, Perspectivas de Campo e Investigación, GP Mark, Perspectivas e Investigación de Campo, e Indagaciones y Soluciones Avanzadas.

Felipe Calderón hizo su parte. El jueves 24 de junio anunció que el pago de la tenencia vehicular disminuirá gradualmente hasta desaparecer hacia el final de 2011, en cumplimiento de una de sus promesas de campaña que hasta entonces le había generado una ola de críticas por no haberla concretado.

En un mensaje leído en Los Pinos, informó que desaparecerá el desembolso por tenencia para cualquier automóvil modelo 2010, cuando su precio sea de 250 mil pesos o menos. Por otro lado, las empresas que compren autos nuevos podrán deducir la tenencia en el pago de impuestos. Calderón promulgó estas medidas cuando faltaba una semana para los comicios estatales.



Discurso ineficaz



Rodolfo Torre Cantú fue ejecutado en el municipio de Soto La Marina, en Tamaulipas, alrededor de las 10:30 horas del lunes 28. Tiempo atrás, cuando bandas vinculadas al narcotráfico desquiciaron Monterrey con bloqueos en avenidas, Calderón había dicho que “una ridícula minoría” no podía poner en jaque al país:

“Aquí se toparon los delincuentes, porque estamos decididos a limpiar a México”, advirtió el 25 de marzo, agitando los brazos, con los hombros echados hacia atrás.

De acuerdo con los medios de comunicación locales, Rodolfo Torre estaba en el primer lugar en las encuestas en Tamaulipas. Cuando fue asesinado, Calderón estaba en su despacho. Su siguiente actividad sería la presentación del libro Viaje por la historia de México, en el Museo Nacional de Antropología e Historia, como parte de los festejos por el Bicentenario de Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana.

Cuando se enteró de que –según los primeros indicios aportados por el gobernador tamaulipeco, Eugenio Hernández– un comando emboscó al candidato del PRI, Calderón canceló su participación en el acto del museo, que fue encabezado por el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio. El presidente se quedó en su despacho para trabajar con el gabinete de seguridad.

Así, tres semanas después de que llamó “ridícula minoría” a los cárteles de las drogas que desestabilizan varios estados, Felipe Calderón apareció en Los Pinos de luto y sin color en las mejillas. En un mensaje por televisión pidió a la sociedad conformar un frente común y dijo estar dispuesto a dialogar con todas las fuerzas políticas para actuar “con una visión de Estado”.

Esa mañana, Calderón se enredó dos veces con las palabras. Con voz pausada, inclinando un poco el cuerpo hacia delante, como quien pide algo respetuosamente, continuó:

“... Por eso convoco a la sociedad civil, a los sectores productivos, a los empresarios y a los trabajadores, a los académicos, a los intelectuales del país y a los medios de comunicación, para ca… para que cada quien desde el ámbito de su influenza… de su influencia y competencia podamos crear juntos un frente común contra quienes pretenden imponer su voluntad por encima de la ley.”

Aún vestido de traje negro, camisa azul cielo y corbata negra, Calderón entró a uno de los salones del hotel Camino Real de la Ciudad de México para comer con los consejeros de BBVA-Bancomer la tarde del martes 29 de junio. Pero su ánimo había cambiado. Sólo habían transcurrido unas horas de aquel mensaje en el que pidió dialogar para construir una visión de Estado…Calderón ya no estaba pálido y, para romper el hielo, felicitó a los ejecutivos españoles por el triunfo de su selección sobre la de Portugal por 1-0 en el Mundial.

Después dijo que el diálogo con otras fuerzas políticas no significará “claudicar en el combate a la delincuencia organizada”. Con los brazos sobre el atril, esta vez sin bajar la cabeza, el mandatario subrayó que en su gobierno sí hay energía y voluntad para salir de esta crisis. También aprovechó la oportunidad para aclarar que en su mensaje matutino no pidió a los ciudadanos “actos de martirio o heroísmo”, sino simplemente su comprensión y apoyo decidido.

En tanto, añadió, a los gobernantes y políticos les solicitó corresponsabilidad y apertura a fin de encontrar los caminos para darle seguridad a la gente. “Esto es una tarea de todos y no sólo del presidente de la República”, argumentó Calderón ante los ejecutivos, que le aplaudieron con frecuencia.

A lo largo de sus primeros tres años y medio de gobierno, Calderón ha hecho por lo menos siete llamados a la “unidad” o a conformar un “frente común”. Conceptos como esos aparecieron en momentos críticos, cuando las oleadas de violencia dispararon las estadísticas sobre ejecuciones, se trastocó la vida de algún municipio o murió algún servidor público en condiciones similares a las del priista Torre.

El 9 de mayo de 2007, por ejemplo, convocó a lanzar un “¡ya basta! categórico y definitivo”, que uniera a los mexicanos para afrontar la delincuencia. Tras el asesinato de Édgar Millán, coordinador general de Seguridad Regional y Proximidad Social de la Policía Federal Preventiva, enfatizó que el gobierno, lejos de atemorizarse o amedrentarse, redoblaría la lucha.

De tal manera, a dos meses de haberle declarado la guerra al narcotráfico –el 16 de febrero de 2007–, Calderón llamaba a la gente para unirse “contra quienes envenenan el alma de los jóvenes”. Esta fue una de las primeras ocasiones en que, echado para adelante, buscaba que sus palabras penetraran en el seno de las familias mexicanas. Pero la llama no prendió.

Los asesores políticos de Los Pinos han vinculado estos llamados presidenciales con la defensa de la familia, con el combate a la venta de droga entre jóvenes y niños, o bien como respaldo a las Fuerzas Armadas, pero sólo han conseguido que grupos empresariales paguen uno que otro desplegado de prensa en apoyo al gobierno.

En cambio, en España –por poner un ejemplo– la gente sí ha salido a las calles a protestar masivamente contra la violencia generada por la organización vasca ETA.

Entrevistado por Proceso, el periodista Julio Trujillo, quien durante su juventud mantuvo interlocución con los dirigentes históricos de ETA desde la extrema izquierda, explicó que dos factores fueron importantes para arrinconar a los terroristas: una repulsa general impulsada por organizaciones no gubernamentales contra actos que amenazan el tejido social, y una política de Estado en la cual los partidos “aparcaron sus diferencias para fijar posiciones comunes de combate a ETA”.

Se refiere, concretamente, a que el 8 de diciembre de 2000 el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español firmaron un acuerdo de política común para el País Vasco, a fin de hacer efectivas las libertades y acabar con la violencia. Ahí se convino en considerar al terrorismo como “un problema de Estado”, ante el cual correspondió al gobierno combatirlo y a los partidos contrarrestarlo desde el tejido social.

La violencia se calificó en el acuerdo como “moralmente aborrecible y radicalmente incompatible con el ejercicio de la acción política democrática”; se añadió que quienes atentan contra la vida “merecen la condena y el desprecio de los partidos y del conjunto de la sociedad”.

En el caso de México, Trujillo considera que Calderón actuó al revés porque no convocó desde el principio a un gran pacto contra las organizaciones del narcotráfico.

Al parecer, se confió básicamente en el discurso.

Los textos que lee Felipe Calderón en cadena nacional se elaboran en la Coordinación de Estrategia y Mensaje Gubernamental, encabezada por una joven llamada Alejandra Sota Miraflores, licenciada en ciencias políticas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Su experiencia laboral no puede entenderse sin Calderón: fue su directora de Imagen y Estrategia en la precampaña, su asesora de Opinión Pública en la campaña, y su directora de Opinión Pública y Discurso durante el periodo de transición presidencial en 2006. Nunca ha trabajado con otro político ni ocupado cargos de representación popular.



El monólogo



Al día siguiente, las puertas de Los Pinos se abrieron para recibir a la élite empresarial mexicana. Desde la escalinata de la casa Miguel Alemán –donde está el despacho presidencial–, Calderón anunció cinco medidas de desregulación fiscal que incluyeron la eliminación de las declaraciones mensuales del Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) y la anual del Impuesto al Valor Agregado (IVA).

Cuando faltaban sólo cuatro días para los comicios estatales, Calderón informó que también se amplió el plazo de dos a cuatro años para la vigencia de la firma electrónica requerida para realizar los trámites tributarios como parte de un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación.

Además, el gobierno eliminó la obligación de dictaminar los estados financieros, tanto para fines fiscales de la Secretaría de Hacienda como para el cumplimiento de las obligaciones en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y permite a los contribuyentes con saldo a favor del Impuesto a los Depósitos en Efectivo (IDE) obtener la devolución sin necesidad del dictamen de un contador.

Tras este sorpresivo anuncio, Calderón se reunió en privado con los empresarios. Al salir del despacho, Mario Sánchez Ruiz, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), dijo ante los reporteros: “Esta batalla que estamos librando es de todos nosotros. Como dice él (Calderón): Oye, yo dentro de poco ya no voy a estar y la situación va a seguir; no es un problema que se causó orita”.

Por su parte, Claudio X. González, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, dijo que Calderón les aseguró que está dispuesto a escuchar, pero no a dar marcha atrás en el combate al crimen organizado.

“Eso nos decía ahorita el señor presidente: (que) está dispuesto a oír distintas ideas y propuestas, excepto el hecho de ir para atrás. En eso no está dispuesto a tratar ese punto, y estamos de acuerdo que no podemos ir para atrás, tenemos que ir para adelante”, señaló González.

En la prensa ya aparecían críticas de políticos opositores, de dirigentes partidistas y representantes de organizaciones sociales por esos anuncios que calificaron como “electoreros”. Desde el mismo día del asesinato de Rodolfo Torre, la cúpula del PRI se lanzó a fondo contra la política anticrimen de Calderón, debido a sus tintes “oportunistas” y le recordaron que ese partido fabricó el quórum para que su toma de protesta en 2006 fuera legal.

Pero faltaba más. A tres días de la jornada electoral en 12 estados, Felipe Calderón convocó a los medios de comunicación en Los Pinos para “darle una buena noticia a la gente”. En otro mensaje trasmitido en cadena nacional, el mandatario presumió que la economía mexicana marcha sobre ruedas, ya que en los primeros seis meses de este año se crearon 513 mil nuevos empleos formales: un promedio de 85 mil 500 por mes.

“Con estos resultados alcanzamos uno de los logros en materia de empleo más altos en la historia del país, desde que se tiene registro de ingresos en el Seguro Social”, señaló.

En esta declaración, en vísperas de que se abrieran las urnas, Calderón añadió que el Producto Interno Bruto creció 4.3% durante el primer trimestre. Añadió que en abril la actividad industrial aumentó a más de 6% y que la industria manufacturera creció 11% en mayo.

El tema de la delincuencia organizada parecía haber sido sepultado por el peso de la agenda electoral. No obstante, Calderón osciló al lado contrario. La mañana del pasado viernes 2, al presidir la clausura de la Quinta Cumbre Latinoamericana y del Caribe de Inteligencia Policial, lanzó una nueva convocatoria –la segunda en menos de una semana– para que los partidos asuman un comportamiento de Estado contra el crimen organizado.

“A eso llamo; a que en una política de Estado por la seguridad, en nuestro caso de los mexicanos, concurra la voluntad, el esfuerzo y la propuesta de todos los que intervenimos en la vida pública”, insistió el presidente, después de las escaramuzas verbales con los priistas por las filtraciones de llamadas telefónicas de los gobernadores Fidel Herrera y Ulises Ruiz, y meses después de su intento de descabezar a los gobiernos perredistas de Michoacán bajo acusaciones de narcotráfico.

Hasta el cierre de esta edición, Felipe Calderón no había respondido las críticas opositoras. Sólo había conseguido escuchar el eco de sus discursos: algunas declaraciones de apoyo de los empresarios, funcionarios y líderes de su propio partido. (Con información de Carlos Acosta y Alejandro Gutiérrez.)

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