lunes, 31 de mayo de 2010

Marina, como el Ejército


Jorge Carrasco Araizaga



MÉXICO, D.F., 30 de mayo (apro).- Era inevitable. La activa participación de la Marina Armada de México en la "guerra al narcotráfico" del gobierno de Felipe Calderón está derivando en violaciones a los derechos humanos y en una mayor exposición hacia los cárteles de la droga.

Los marinos están siguiendo los mismos pasos que los uniformados de verde, aunque de ello Calderón no quiera saber nada y en cambio los llene de elogios como este 1 de junio, Día de la Marina.

Orgullosos de diferenciarse del Ejército respecto a las acusaciones de corrupción y violencia contra la sociedad, los marinos son mencionados cada vez más en violaciones contra la dignidad humana al amparo del combate al narcotráfico.

En el puerto de Veracruz, por ejemplo, está el caso de cuatro personas recién detenidas y desaparecidas por presuntos efectivos de la Marina.

Sólo se ha logrado saber de una de ellas, el mecánico Jesús Daniel Vargas, quien el pasado martes, después de una semana de que fue detenido por supuestos elementos de la Armada, apareció torturado.

En las operaciones de la Marina no sólo hay casos de presunción. La ejecución de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, y la exhibición como trofeo de su cadáver vejado, en diciembre pasado, colocó a la Marina del lado de aquellos militares que en sus delirios de odio se han encargado de dejar testimonio gráfico de sus enemigos torturados, mutilados o decapitados.

Así pasó en la guerra de los Balcanes en los años noventa y se repitió en la invasión de Estados Unidos a Irak. Lo mismo ocurrió en la guerra del Cáucaso. Guardadas las proporciones, la ejecución de Beltrán Leyva por parte de infantes de la Armada mexicana generó dudas y sospechas sobre el operativo.

Ahora son los efectivos del Ejército quienes dicen que ellos no se han regodeado públicamente con sus víctimas. El operativo de la Armada, del que fue marginado el Ejército por su alegada protección a Beltrán Leyva, dejó además dos víctimas civiles ajenas a los hechos -una mujer y un hombre- cuya muerte quedó para el recuento de Calderón respecto a "los menos".

Las acusaciones de violaciones a los derechos humanos y de protección al narcotráfico se han enderezado, con razón, hacia el Ejército. No se ha mirado hacia la Armada.

Los marinos dicen que en eso no se parecen al Ejército. Hasta ahora ninguno de sus altos mandos ha sido procesado por narcotráfico como ha ocurrido con generales del Ejército.

Pero ¿los almirantes tendrán algo distinto a sus hermanos generales para no relacionarse en el narcotráfico. Si algún jefe de la Armada ha trabajado para alguno de los cárteles no lo sabemos, pues a diferencia del Ejército la Marina Armada de México ha estado lejos del escrutinio público.

Comentarios: jcarrasco@proceso.com.mx

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