lunes, 22 de febrero de 2010

Astillero


Las manzanas de Evo
Izquierda estancada
Derecha racista
Estética electoral
Julio Hernández López


Las cuatro palabras finales del discurso de Evo Morales generaron entusiasmo o animadversión en cada uno de los dos Méxicos antagónicos que el calderonismo ha fomentado. “Pronto México se liberará”, dijo el presidente de Bolivia, y muchos de quienes le escuchaban en el Jardín de Coyoacán entendieron ese mensaje como estímulo a una larga lucha en busca de, para citar otro de los pasajes notables del discurso del mandatario indígena, una democracia “legítima, no pactada”. Otros, distantes física e ideológicamente de esa visita no oficial, interpretaron la frase de Evo como una intervención indebida en la política nacional y, en el extremo de esa franja derechista de pensamiento, se produjo una inmediata oleada de racismo y ofensas en los espacios de comunicación masiva mediante Internet.
Más allá del optimismo o el enojo, el discurso de Morales ayudó a precisar los niveles y límites de nuestro desarrollo político (Evo incitó a comer de las manzanas analíticas del árbol de la ciencia del bien y el mal, del saber, del ir más allá del prejuicio o la orden superior). Así, sin complicaciones teóricas ni arrebatos oratorios, detalló en el centro de la delegación Coyoacán el curso de un movimiento social que supo hacer alianzas consecuentes para ganar el poder político y realizar un gobierno que ha transformado profunda e institucionalmente a aquella nación en un sentido popular, nacionalista y de orientación comunitaria. Visto a contraluz de lo sucedido en Bolivia, al movimiento social y al entramado partidista-electoral mexicano de izquierda les falta mucho para acercarse a la verdadera toma del poder y a su utilización auténticamente revolucionaria. Los programas políticos y las alternativas de cambio que la izquierda electoral propone a México son tibiamente reformistas, asistenciales y concentradoras de poder en las elites, diríase que intencionalmente diseñadas para impedir la auténtica organización social que atentaría contra los intereses de las cúpulas “conductoras” de los remozamientos ligeros. Invitado por un político como Marcelo Ebrard, que se ubica en el polo pragmático, burocrático, de esa izquierda formal (y que aprovecha la visita de Evo para tratar de darse algún barniz más atrevido) y ajeno en términos de discurso o declaración al dirigente de la única resistencia popular vigente, Andrés Manuel López Obrador (por cierto, AMLO se disculpó por escrito de su ausencia en los actos de Evo y se dijo identificado con la política y logros del boliviano), el presidente boliviano solamente se refirió contextualmente en Coyoacán al subcomandante Marcos mediante una adaptación de la consigna de gobernar obedeciendo.
La reivindicación evánica de lo indígena (¿por qué los diccionarios sexistas solamente hablan de lo adánico y no de lo evánico?) y el empuje en lo general a luchas políticas posibles del flanco izquierdista, hoy tan golpeado desde el poder en México, pusieron nuevamente en evidencia la existencia de una fuerte corriente de discriminación clasista y racista que, entre otras cosas, cerró el paso delictivamente a una alternativa de reformismo menor en México en 2006 y que ahora pretende llevar la confrontación electoral de 2012 a escenarios en que los candidatos de los principales partidos políticos sean facial, ideológica e incluso prosódicamente “correctos”, aceptables para una franja social que repele y desprecia lo indígena, lo popular y lo diverso de nuestra nación. En el PRI se apuesta a la galanura del gobernador del estado de México, porque se considera que buena parte del voto femenino podría actuar en consonancia con razonamientos estéticos y no éticos; en el PAN se trabajó arduamente en la precandidatura no oficializada del hispanomexicano Juan Camilo Mouriño y ahora se promueve la figura de Alonso Lujambio, y en el PRD hay quienes consideran que la estampa de Marcelo Ebrard sería electoralmente más atractiva entre clases medias y mujeres que la de un AMLO sometido largamente a una campaña de difamación y desprestigio que, entre otros ingredientes, ha manejado el de la pronunciación tabasqueña, la formación universitaria y el origen y compromiso con lo enteramente popular, con lo “naco”.
Astillas
En el estado de México algunos de los damnificados por las lluvias y desbordamientos recientes comenzaron a recibir indemnizaciones y bonos que a la luz de lo perdido resultan actos de provocación social. Los así “beneficiados” podrán canjear sus vales por, en el mejor de los casos, 20 mil pesos en las tiendas Coppel (firma amiga de las elecciones panistas), en la Cómer (necesitada de ayuda por sus apuestas financieras fracasadas) y en Liverpool (¿por qué no se incluyó El Palacio de Hierro?)... El filósofo ranchero de San Cristóbal se aventó ayer otra puntada: respecto al narco, “creo que le han echado mucha güeva los gobernadores, todos, en enfrentar este tema en el nivel local”... La dirigencia del PRD nunca parece llegar al final de su caída en el oportunismo desvergonzado: ahora coquetea con el panista Gerardo Buganza para ver si acepta ser candidato a gobernador en Veracruz. Ya nomás falta que busquen a Manuel Clouthier Carrillo en Sinaloa... México judicialmente mágico: el futbolista aplicadamente protegido por Televisa, Salvador Cabañas, no puede hacer su declaración preparatoria ante un agente del Ministerio Público pero sí autografía una camiseta deportiva al Presidente de Paraguay que le visita. Y la procuraduría capitalina de “justicia” dice que en realidad ni es tan urgente la tal declaración, puesto que ya se ha librado una orden para aprehender al presunto agresor del que ni un rastro decoroso han podido encontrar hasta ahora. Con todos estos detalles se confirma el raro e insistente augurio médico original: el jugador paraguayo ni se acordaría de los turbios hechos en que fue lesionado. Borrón de memoria y cuenta judicial nueva... Y, mientras el Vasco Aguirre se suma a la lista de personajes tocados por Calderón a los que se les enreda el mundo o se les potencia lo perdedor, ¡hasta mañana, en esta columna que sí come manzanas!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

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