miércoles, 26 de agosto de 2009

¿A Quién Cede Calderón Tanto Poder?


Resultan patéticas las muestras de senilidad que Elba Esther Gordillo, dueña del Sindicato de maestros, evidencia particularmente en actos públicos, con Felipe Calderón presidiendo los que pretenden ser eventos imperiales para exhibir poder y unidad entre la pandilla que se adueñó del gobierno federal.

La presidenta vitalicia de los profesores mexicanos demostró dislexia senil en la lectura del vocablo “epidemiológico”, entonces de moda por el pretexto de la Influenza Porcina que Calderón utilizó para decretar un estado de excepción unilateral en México (por encima de la Constitución) y erigirse como “salvador de la Humanidad” en cadena nacional y horario AAA.

Ahora exhibió de nuevo su senilidad al no poder leer bien en voz alta, el nombre de la Influenza humana A H1N1 y balbucir una vacunación contra la “influencia HLNL...” por un posible “rebote” (no rebrote), al no saber ni qué estaba leyendo. Por lo menos necesita anteojos de muy alta graduación... y menos edad.

Lo peor de este drama de declive humano no fueron las risotadas con que Calderón y todos sus cortesanos le festejaron tal ridículo, sino que en su ocaso a esta señora le entrega Felipe Calderón grandes porciones de poder económico y político, como si fuera un patrimonio personal que comparte con su cómplice en el robo electoral efectuado en 2006, que le permitió investirse como Presidente de facto.

Hoy no sólo es autonombrada Presidenta Vitalicia del sindicato de maestros, del que recibe millones de pesos mensuales --por cuotas que el gobierno descuenta religiosamente cada quincena-- que La Maestra maneja como propios, sino que Vicente Fox le entregó el manejo total del ISSSTE y su Fondo de Vivienda por conducto de sus incondicionales, y la franquicia de un partido político (Panal o Nueva Alianza) cuando el PRI la sacó por “traidora” y actuar por órdenes y para conveniencias de Fox y su esposa Martha Sahagún.

Hecha de traiciones, Elba Esther ascendió y ganó notoriedad en el sindicato magisterial, cuyos puestos son tremendamente peleados porque significan ganar dinero sin trabajar, gracias al cacique Jonguitud, también ex gobernador de San Luis Potosí, que la tenía como servil segundona y la ayudó a superar todos los indicios como autora intelectual del asesinato de un popular profesor Misael que le hacía sombra. Desde luego, ella no ejecutó el asesinato, pero ninguna autoridad quiso investigar que ella lo ordenó, porque algo había en el fondo.

Desde que Carlos Salinas de Gortari ordenó a Fernando Gutiérrez Barrios (el único que podía hacerlo por su conocimiento de las cañerías políticas) maniobrar para deponer a Carlos Jonguitud del Sindicato de Maestros y entronizar a Elba Esther Gordillo, ésta nunca tuvo tanto poder como el que ha venido acumulando desde que entró en amistad y componendas con Martha Sahagún, la trepadora celayense que por su influjo sobre un pusilánime Vicente Fox pretendió heredar la Presidencia de la República, valiéndose de complicidades como la de Gordillo y Televisa, a la que colmó de prebendas para obtener su apoyo absoluto.

Sin embargo, ha sido Felipe Calderón quien le ha entregado mayores porciones de poder y dinero público a ElbaEsther Gordillo, confiado en que su control sobre los profesores mexicanos y la estructura de “comisionados” adiestrados en trampas electorales que la profesora asigna a cada casilla, le den al panista las mayorías que –infructuosamente-- busca con desesperación.

Para ello no sólo le respetó lo que le había cedido Vicente Fox, sino que añadió la Secretaría de Educación Pública, la Lotería Nacional --ambas muriendo desangradas por el desinterés gubernamental y la ambición gordillista-- y recientemente el Tribunal de Justicia Laboral.

No obstante todo el poder acumulado, al punto de que no sabe ya qué hacer con él, el inexorable tiempo le va ganando a Elba Esther y a su protector de Los Pinos. Ambos van descendiendo.

Las evidencias las ve todo México y el mundo... menos Felipe Calderón.

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