lunes, 25 de mayo de 2009

Toma de conciencia…

Uno transcurre su vida, si tiene suerte, sin problemas graves ni grandes dificultades, piensa que el mundo que lo rodea es el único y verdadero, sin considerar que existen otras realidades muy distintas a la propia y a las de nuestros seres queridos.
Tal vez la ignorancia política, la ingenuidad, me hacía pensar que las personas que anteponían sus intereses económicos al beneficio de la comunidad eran los menos, desafortunadamente al observar la realidad de la mayoría de las personas que habitan los poblados y ciudades de la República, me doy cuenta que sus circunstancias de vida no puede ser obra de la casualidad, sino resultado de intereses mezquinos de muchas personas que convenientemente propician que esta desigualdad prosiga.
Me da gusto y me motiva, que existan seres humanos conscientes interesados, estudiados que pretendan lograr cambios positivos en la mentalidad del resto de los mexicanos, que quieren transparentar y exigir cuentas claras a los Políticos e Instituciones Públicas y Privadas que dañen o perjudiquen a los ciudadanos en general, siendo representados y coordinados por alguien con los mismos ideales como el Lic. Andrés Manuel López Obrador.
Me queda claro, que, paso a paso se logran concretar los cambios trascendentales. Recientemente me enteré que se encuentran instaladas Casas del Movimiento en cada uno de los Estados de la República Mexicana y también una por cada Delegación del Distrito Federal, a fin de conocer y atender las demandas ciudadanas.
Las Casas del Movimiento son un refugio para todas aquellas personas que no encuentran apoyo y orientación a su problemática económica, social y laboral.
Me consta que el personal que las integran, con solidaridad y empatía realizan sus mejores esfuerzos.
Las Casas del Movimiento no tienen socios capitalistas, sino aliados, amigos, figuras destacadas de la cultura y políticos sin importar su partido, con una vocación real de ayuda, las amas de casa, estudiantes, obreros, jubilados, desempleados, entre otros, deciden brindar su tiempo y algunos recursos materiales o económicos, y entonces convertirse en el sustento real de la filosofía de estas las Casas.
Estoy ahora consiente de que somos una sociedad golpeada pero viva y activa.
Observo que el problema de la influenza humana A/H1N1, que actualmente azota a nuestro País, independientemente de la afectación de la salud, nos deja también un desastre económico de mayor extensión, conjuntándose con la inflación, recesión, incremento en el desempleo, alzas en las tasas de interés, quiebras financieras, miseria y desesperación.
La diferencia para mi, entre el antes y el ahora, es que he descubierto que hay gente honesta, que esta organizada y sabe actuar en el momento preciso, exigiendo y evitando que los malos Gobiernos, el sector financiero o empresarios especuladores, pretendan anteponer sus intereses mezquinos al beneficio de la colectividad.
Para mí, Las Casas del Movimiento con la Constitución Política Mexicana (nuestra máxima carta magna), ``bajo el brazo´´, son una herramienta para revertir en lo posible las inadecuadas decisiones y procedimientos gubernamentales que han afectado a nuestro País. Del camino de desgaste y frustración que ha vivido la Nación se está evidenciando la madurez ciudadana.
Como manera de aportación, al funcionamiento de estas Casas, yo les pediría a los integrantes, asistentes y a los que pretendan incorporarse a las mismas, que no se dejen envenenar por la avaricia y el poder desmedido, que analicen antes de juzgar, que no caigan en los errores históricos que dividen, debilitan y matan todo su entorno, hasta a una causa tan noble, como esta.
Con esta acotación, Yo les doy la bienvenida a las Casas del Movimiento a los que piensan que la Justicia Social y la distribución de la riqueza, educación pública laica, gratuita y obligatoria, así como al compromiso del Estado de garantizar la salud, la vivienda y un salario arriba de la inflación, entre otras garantías, sean algo más que palabras de un discurso demagógico.

Atentamente
Lic. Ma. Elsa Castillo Arias

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