jueves, 2 de abril de 2009

El PRI y el síndrome del Peje . Salvador García Soto.

La misma soberbia que en su momento afectó a Andrés Manuel López Obrador y lo llevó a perder la Presidencia hoy daña al PRI como partido favorito y puntero en las encuestas para la elección del 5 de julio. Con sus diferencias y proporciones guardadas, al PRI le dio “el síndrome del Peje”: por creer que llevaban demasiada ventaja, desdeñaron y minimizaron el efecto dañino de la estrategia guerrista de Germán Martínez Cázares.

Si Andrés Manuel en marzo de 2006 se negó a responder a la agresiva campaña del PAN de “es un peligro para México” y minimizó el daño (“yo no voy a responder, no vamos a ir a la tele… el pueblo sabe distinguir”), ahora el PRI (marzo de 2009) con todo y sus colmilludos jefes políticos, incurrió en la misma actitud y, confiado, decidió no responderle “a ese muchacho pendenciero”.


Hace un mes, cuando Germán comenzó su efectiva estrategia de confrontación directa, la primer reacción del PRI fue de Jesús Murillo Karam: “Esas son estupideces”, dijo el secretario general, empujado por la ira de gobernadores que presionaron a que el CEN respondiera a las puyas. Cuando ya el líder panista los había metido en su dinámica sin que reaccionaran, los jefes priístas, reunidos en Querétaro el 4 de marzo, discutieron si hacer frente a los ataques de Germán: “No vamos a caer en su juego; busca subirnos al ring y con el debate detener la caída estrepitosa del PAN en las encuestas”, fue la conclusión de aquel cónclave entre gobernadores, Beatriz Paredes, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa.


La sorpresa para el PRI fue que cuando despertaron de su soberbia, el “muchacho pendenciero” seguía ahí. Y ya les había tirado 10 puntos menos en las encuestas.


NOTAS INDISCRETAS… Cuando funcionarios de EU ofrecieron sacar a su familia de México, él rechazó la propuesta porque “sería aceptar que se fracasó en el combate a la delincuencia”. Ahora que se reveló el domicilio donde vive, por publicaciones periodísticas, le volvieron a proponer lo mismo y le recomendaron cambiar de casa pero el funcionario se niega. Lo que sí hizo Genaro García Luna fue ajustar los esquemas de seguridad en torno a su casa y su familia, además de reunirse con abogados porque, dice, prepara una demanda civil por esas publicaciones… Los dados mandan serpiente. Mal augurio.

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