miércoles, 25 de marzo de 2009

Un malestar en la cultura


Alberto Pinzón Sánchez (especial para ARGENPRESS.info)

Esta crisis global del capitalismo-global por la que atravesamos, según los especialistas la más impactante desde 1930, ha dejado de ser otra crisis más del capitalismo que sorteaba habilidosamente mediante una guerra, para convertirse en una verdadera crisis de la civilización humana.

Basta observar los efectos desapacibles que han tenido sobre la llamada “civilización occidental y cristiana”, las oscuras noticias sobre el liderazgo espiritual que adelanta por estos días la Iglesia Católica. El viejo pacto anti-comunista y retardatario de Reagan- Juan Pablo II, que contribuyó efectivamente a derrumbar lo que ya se estaba derrumbando por si solo en Europa oriental y la Unión Soviética, fue remplazado aceleradamente por la conocida y oscura cruzada anti-terrorista y contra la ciencia (células-madre) de Bush-Benedicto XVI, que ha continuado su curso regresivo en la increíble “fuga al oscuro pasado”, que sobrecogidos hoy estamos presenciando.

Coincidiendo con el agravamiento social de la crisis global del capitalismo-global, que está avanzando de la etapa de la destrucción de parte del capital financiero a la destrucción acelerada de puestos de trabajo, se escoge el continente africano plagado de toda suerte de desgracias y pestes que van desde el hambre, la sed, la miseria extrema, la desertificación, la ignorancia, el SIDA, el fanatismo, el animismo, el tribalismo, el racismo, y sobre todo la desesperanza; para llevarles como pompa fúnebre un inverosímil mensaje papal sobre el SIDA, acompañado de exhortaciones al reemplazo masivo de sus tradiciones milenarias africanas por las occidentales y católicas; dejando en el ambiente la pregunta de porqué no se plantea este mismo mensaje, por ejemplo, en un centro desarrollado y católico de la natal Baviera como Munich, o en Madrid, o en el mismo Roma. ¿Cual era la respuesta esperada en África sub-sahariana y a la vez temida en la metrópoli Imperial?

Desde cuando Marx lo demostrara, se sabe que en la crisis capitalista se expresa la tendencia del capitalismo a transformar periódicamente las Fuerzas Productivas y la Tecnología en fuerzas destructivas, y la experiencia ha dejado en claro que la amplitud de la crisis es la que determina la amplitud del potencial destructor desencadenado por la "solución" a tal crisis: La crisis de comienzos del Siglo XX se saldó con la destrucción de Europa y con los 20 millones de muertos de la carnicería de la primera guerra Imperialista, que dejó como símbolos a Verdún, y la contra replica de la revolución Bolchevique. La crisis del 30 se resolvió con el Nazi-Fascismo y los 80 millones de muertos de la llamada segunda guerra Imperialista mundial, que también despedazaron lo reconstruido en toda Europa, Eurasia, el mundo colonial y dejaron como símbolos imborrables del uso de la tecnología de punta en Auschwitz y en Hiroshima. Pero también, la descomposición irreversible del sistema colonial del Imperialismo y el surgimiento entre otras naciones, de la República Popular China y de la India.

Las crisis económicas cíclicas de la segunda mitad del siglo pasado y comienzos del presente, se fueron zanjando sucesivamente con la guerra de Indochina, la guerra de Corea, la guerra de Viet Nam (bajo el ropaje de guerra fría contra el comunismo). Y después de 1990, la guerra del Golfo, la guerra de Yugoslavia y Kosovo, Afganistán, la invasión actual a Irak y el PLAN COLOMBIA/Iniciativa Andina, bajo la cubierta de guerra contra-terrorista. Lo específico de este periodo consistió en que ya no se enfrentaron directamente, para repartirse el mundo, potencias Imperiales con desarrollo de Fuerzas Productivas semejantes, sino un pequeño país atrasado y saqueado con una gran potencia económica y militar, los Estados Unidos, convertida por medio de la guerra en el “Hegemón” de todo el sistema capitalista Imperial reconstruido.

Pero también es un hecho que en la crisis actual han confluido de manera violenta muy diversas crisis: Crisis económica de superproducción y a su vez de subproducción y subconsumo. Crisis social y de desempleo. Crisis alimentaria y del agua, al mismo tiempo ecológica, energética, de cambio climático y rompimiento de la capa de ozono. Estados fallidos, Crisis políticas, sociales, crisis morales, culturales y espirituales a lo largo y ancho del Mundo, que se han combinado, mezclado y manifestado en la actual crisis global capitalista convirtiéndola en una crisis de la civilización entera; la cual no podrá ser revertida por más que lo desee Washington. Algo nuevo necesariamente surgirá.

Todo un reto no solo teórico sino práctico a los marxistas revolucionarios, quienes para enfrentar el futuro incierto que se vino encima, ya no podrán detener, en pequeñas citas, la realidad del capitalismo analizado hace más de un siglo por Marx y Engels. La dicotomía entre Barbarie (con mayúsculas) y Socialismo planteada por los Marxistas revolucionarios europeos a comienzos del siglo XX, antes de la degollina llamada primera guerra mundial, y la gran deriva que ha abierto la actual crisis, hacen indispensable a futuro nuevas y audaces consideraciones en la praxis.

Todo este “malestar de la cultura”, en este momento me trae a la mente la frase del filósofo húngaro G. Lukács: “En cuestiones de Marxismo, lo único ortodoxo es el método”.

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