martes, 17 de marzo de 2009

Los banqueros le dijeron a Luis Pazos que dijera : "No soy niñera de los banqueros"

Que las tasas sean bajas no es cuestión de izquierda o derecha

El funcionario, que se ha opuesto a fijar topes a las tasas de interés, sabe que es criticado por su opinión, pero insiste en que experiencias en otros países demuestran que más controles sólo benefician a los bancos más grandes en detrimento de los más pequeños o regionales

Roberto González Amador

No soy niñera de los banqueros. Es Luis Pazos, presidente de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), el organismo de nombre kilométrico responsable de mediar entre las instituciones financieras y sus usuarios. El funcionario se ha opuesto a fijar topes en las tasas de interés, como impulsan dos de los tres principales partidos en el Congreso. Yo quiero que las tasas sean bajas, pero eso se logra con mejor información, competencia y menor inflación. No es cuestión de izquierdas o derechas, afirma.

Pazos está conciente de la percepción que generan sus puntos de vista. Hay gente que piensa que porque yo he expresado que el control de tasas no es la solución estoy porque las tasas sean altas o soy niñera de los banqueros, asegura en entrevista con La Jornada. Cuando comenzó en diciembre pasado la discusión legislativa en el sentido de poner topes a los cobros de los bancos, el funcionario declaró que hacerlo era tan inútil como la pena de muerte para combatir el crimen.

El tema vuelve a ser objeto de discusión. Esta semana está previsto que sea abordado en el Senado y formará parte de la agenda de la 72 Convención Bancaria, que se realizará jueves y viernes próximos en Acapulco, a la que asistirán los dirigentes de los tres partidos políticos con mayor número de representantes en el Congreso.

Soy fundamentalmente un profesor y sería una incongruencia que lo que yo enseño que no funciona lo haga como funcionario para que digan que estoy a favor del usuario, dice. Puedo demostrar que en países en que se han impuesto controles, y no ha sido en Cuba o Venezuela, sino en Estados Unidos, Alemania y Colombia con gobiernos de derecha, se ha beneficiado a los bancos más grandes en detrimento de los pequeños o regionales que han quedado fuera de la jugada para dar tarjetas, sostiene.

Luis Pazos, ex diputado por Acción Nacional y defensor a través de sus artículos y libros de la menor intervención del Estado en los procesos económicos, asegura que a través de leyes se puede obligar a los bancos a establecer topes en las tasas de interés, pero no forzarlos a dar créditos.

Es un principio universal que a los sectores de menor ingreso y sin experiencia bancaria se le van a cargar mayores tasas. Pero en México este sector está pagando razonablemente bien y se le está aliviando su vida con el crédito. Entonces no es cuestión de derechas o de izquierdas, sino de resultados. Eso es lo que no entienden. Los bancos no van a quebrar si se pone un tope a las tasas; lo único que van a dejar de hacer es dar crédito a las personas de menor ingreso y sin historial crediticio, es decir, estaríamos sacando del mercado de tarjetas a los más pobres del mercado, y esa es la experiencia en todo el mundo.

Apunta que el problema con una tarjeta de crédito comienza cuando una persona quiere consumir por arriba de su capacidad de pago. Actualmente, y aun en un entorno de crisis, 90 de cada 100 usuarios de plásticos en México paga bien su tarjeta. Sólo 10 de cada 100 tienen problemas para hacerlo. Y, dice, de esos 10 “más de la mitad tiene problemas no porque las tasas sean altas ni por la crisis, sino porque venía dando tarjetazos por arriba de su capacidad de pago”.

–Usted lleva la situación a extremos. Lo que dice está bien, lo que quieren los senadores mal. ¿No hay un punto medio?

–Hay varias formas de contener los abusos. Uno es impedir que los bancos carguen un servicio que no está firmado por el cliente, como los seguros. Puedo dar 10 ejemplos en que los bancos abusan y lo hemos señalado. Es una posición difícil para mi. Podría no meterme y decir ‘pongan controles de tasas, ¿a mi qué?’ Pero eso sería una incongruencia. Sé que me critican en La Jornada, me critican mucho y no es que no me importe. Pero trato de ser congruente con lo que sé que es lo mejor y esto no quiere decir que esté a favor de los bancos, pero las tasas no se pueden bajar por decreto.


Y retoma: Es como si quisiéramos bajar los precios por decreto. Si eso se hace se acaba la oferta. Qué está pasando en Venezuela: hay colas, no hay leche ni arroz. ¿Quiénes son los que más sufren? ¿Los ricos? No, los ricos mandan a sus choferes a formarse a las colas o pagan el sobreprecio. Quienes padecen son los trabajadores que no tienen leche para los chamacos o los que tienen que comprar en el mercado negro con un sobreprecio.

Menciona que cuando en Colombia se impuso, en la última década, un precio al crédito disminuyó la oferta y la gente se fue al financiamiento informal se fueron a las pirámides –esquemas de estafa cuyo desmoronamiento provocó al comienzo de este año una crisis en aquel país, y ahora más conocidos por ser el que a gran escala utilizó el defraudador Bernard Madoff– y los transaron, hubo casi una revolución por las pirámides.

Pazos afirma que en Colombia existe una relación entre el establecimiento de topes a los réditos y la participación de organizaciones de narcotraficantes en el financiamiento. “El narco allá controla parte del mercado de crédito, se fueron a las pirámides, esquemas que proliferaron mucho por el control de tasas, porque los bancos dejaron de atender al sector trabajador con ingresos bajos. Decir eso no quiere decir que yo esté a favor de los bancos y es lo que quiero dejar claro”.

En este sentido afirma que la forma de reducir el costo de los créditos es a través de ofrecer mayor información a los usuarios, que puedan comparar e irse a la institución que ofrezca mejores condiciones. Y la competencia. La competencia no es perfecta, es más lenta, pero no hay soluciones mágicas. No es sólo responsabilidad del banco que da la tarjeta, sino también de quien la recibe y no sabe usarla.

El año pasado la Condusef recibió a través de su página electrónica (www.condusef.gob.mx) 12 millones de consultas. No nos consultan los riquillos, ellos tienen sus asesores. Lo hace la gente de clase media, los trabajadores. Pazos asegura que el organismo, que está por cumplir una década, ha logrado convertirse en un intermediario eficiente entre los prestadores de servicios financieros y los usuarios.

Antes los bancos apostaban a que la gente se iba a cansar de reclamar, de que ir a un juicio le iba a costar al usuario más de los 5 mil o 10 mil pesos que reclamaba. Ahora ya no es así, ya no se pelotea a la gente. Antes los bancos no hacían caso a la Condusef y ahora hay una buena comunicación y eso es a favor de los usuarios, dice. “Calificamos a los bancos y si no cumplen con lo que dice la ley los reprobamos y lo hacemos público, y a ellos les molesta más que los ventaneemos a que los multemos”.

Dice casi al final de la entrevista: Nosotros somos los asesores de los jodidos, aquí no viene Carlos Slim, sino el que tiene un pequeño patrimonio y lo quiere cuidar. Estamos para la gente de clase media.

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